La huella ecológica es un indicador clave para medir la sostenibilidad que muestra el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para, por un lado, producir los recursos utilizados, y por otro lado, asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico.
Su objetivo principal consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de una forma de vida determinada y compararlo con la biocapacidad del planeta. La principal limitación de este indicador es la complejidad de su cálculo, que se puede hacer mediante la estimación de los recursos que una persona consume y de los residuos que produce. Sus resultados están basados en la observación de:
- hectáreas necesarias para proprcionar el alimento vegetal necesario.
- superficie necesaria para pastos que alimenten el ganado.
- superficie marina necesaria para producir el pescado
- hectáreas de bosque necesarias para asumir el CO2 que provoca nuestro consumo energético.
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